Cuando yo era pequeño vivía en un bajo con ventanas que daban directamente a la acera en una calle de doble vía, una entretención, casi un juego nuestro consistía en contar los coches que pasaban en una dirección u en otra, y ver quién conseguía llegar al número más alto durante el rato que mirábamos.
Más adelante cuando trabajaba con niños y niñas en estimulación del desarrollo una actividad parecida fue recogida en el libro “Poquito a poquito”, pág. 130 Todos los días siéntese con el niño/a en la puerta o ventana de su casa y vayan nombrando todas las cosas que están a la vista, o pasan por delante de nosotros. Ejemplo: Pasó un coche (el niño/a lo repite), un niño corriendo, hace viento, se mueven las ramas del árbol, vuela un pajarito… Es un juego divertido para el niño y lo familiariza con los elementos del medio ambiente.
Esperando el autobús en la parada cercana a donde vivo ahora, un día coincidí con un padre y sus dos hijos, la hermanita un poco mayor le propuso a su hermano más pequeño para entretenerlo, que contasen los coches… ella los blancos y él los rojos.
La semana pasada estando con dos de mis nietos, una tarde soleada, con viento y con el cielo azul y muy limpio de nubes. Al mayor de ellos se le ocurrió proponer que contásemos los pajarillos que pasaban por el jardín y comenzó a contarlos en los dedos de las manos, cuando llegó a diez y como estaba descalzo siguió contándolos en los dedos de sus pies… cuando estaba llegando a los 20 dijo… vaya abuelo como sigan volando por aquí más pajarillos no nos van a alcanzar tus dedos y los de mi hermano.